domingo, 14 de julio de 2013

Melquisedec, Rey de Salem (Relacionando Escrituras)



Es maravilloso tener ahora en nuestras manos registros que nos enseñan un poco más acerca de este personaje tan importante en la historia sagrada.

Así como en los diversos Libros Sagrados que narran sobre experiencias de la vida de Abraham, encontramos a "un mismo Abraham", de igual forma sucede con Melquisedec. El conocimiento que nos revelan las escrituras nos ayuda a comprender mejor sobre el tema y aclaran, entre otros aspectos, algunas interpretaciones erróneas del pasado.


El encuentro de Abram y Melquisedec.


La primera referencia que encontramos en la Biblia la encontramos en el Libro de Génesis, en el capítulo 14, donde leemos lo siguiente:
"Entonces Melquisedec, rey de Salem, el cual era sacerdote del Dios Altísimo, saco pan y vino,

y le bendijo, diciendo, Bendito sea Abram del Dios, Altísimo, poseedor de los cielos y la tierra;

y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos. Y le dio Abram los diezmos de todo." (Gén. 14:18-20)

Este relato del encuentro de Abram con Melquisedec lo encontramos de manera más amplia en el Libro de Melquisedec, en la Historia de un Vaso, donde comienza con el relato de la Gran Liberación que tuvo lugar en la ocasión cuando Yahwéh, a través de Abram y sus pastores, derrotaron a aquellos ejércitos que habían tomado cautivo a Lot y a otros prisioneros de Sodoma.

En el capítulo 5 de la Historia de un Vaso leemos sobre el recibimiento que Abram y sus pastores, así como Lot y sus hijas, tuvieron en Salem, en celebración de la Fiesta de Sukot, 15 días después de la Gran Liberación que tuvo lugar el día 1, o sea en Rosh Hashaná, o "día de las trompetas" como lo describe Abram en ese capítulo. Leemos cómo lo relata Abram:

"Al ver nosotros a lo lejos la blanca ciudad, comenzamos a oír sonidos de una gran fiesta. Acordes armoniosos repercutían por los montes, mientras avanzábamos por el camino.

Mi curiosidad en conocer aquella ciudad y a su joven rey era inmensa, pues de boca de muchos ya había oído acerca de su grandeza y fama. Se trataba de un reino diferente de todos los demás, donde los súbditos eran entrenados no en el manejo de arcos y flechas, sino en el dominio de instrumentos musicales. Melquisedec, su joven rey, regía a todos con un cetro muy especial: un laúd, por el cual había pagado un precio elevado.

En tanto crecía en mí la alegría por estarnos aproximando a la Ciudad del Gran Rey, vimos una multitud vestida de lino fino, puro y resplandeciente, saliendo a nuestro encuentro. Todos traían instrumentos musicales, mientras cantaban un himno de victoria. Al frente de la multitud venía un joven tocando un laúd, trayendo en la frente una corona repleta de piedras preciosas, que brillaban bajo la claridad del sol poniente. Yo tuve la certeza de que aquél era el tan aclamado rey de Salem.

Al momento de nuestro encuentro, quedamos admirados con la salutación que nos hicieron; Inclinándose delante de mí, Melquisedec afirmó:

—“Bendito eres tú Abraham, siervo del Dios Altísimo, que posee los cielos y la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus adversarios en tus manos". —" (H. Vaso 5:11-15)

(Nota: para leer el relato completo pueden visitar el bloq: librodemelquisedec.bloqspot.mx y buscar los capítulos de la Historia de un Vaso)


Abraham 93 años y Melquisedec 19 años.



Debido a la falta de escritos sagrados que proporcionaran información al respecto, existía un desconocimiento sobre la edad que ambos, Melquisedec y Abraham, tenían en el momento del encuentro, información que nos haría saber la diferencia de edad entre ambos personajes y con este conocimiento así eliminar cualquier suposición errónea de sus edades.

Al leer detenida y atentamente los eventos históricos registrados en las escrituras, claramente pudimos ubicar la cronología en que estos ocurrieron, teniendo presente la edad que Abraham y Melquisedec tenían al momento en que determinados eventos se consumaban.

Según el conocimiento revelado en las escrituras, algunos de los eventos históricos y trascendentales en los que podemos basarnos para encontrar la diferencia de edades entre estos personajes, son: la Inauguración de Salem y Años de prueba, así como la Destrucción de Sodoma y Gomorra y el Nacimiento de Isaac.  

Inauguración de Salem y Años de Prueba.

El Libro revela, "Melquisedec tenía doce años, cuando Salem fue inagurada..." (H. Salem 2:7). También leemos, "...Adonías convocó a todos a la fiesta de inaguración de Salem, en el transcurso de la cual proclamó un decreto qur determinaría el futuro de aquel reino, diciendo: - A partir de este día, que es el décimo del séptimo mes, seis años serán contados, en los cuales todos los habitantes serán probados..." (H. Salem 2:4). De tal manera que el libro nos da el conocimiento del día y del mes en que ocurrió dicha inauguración de Salem. Seis años de prueba fueron contados "a partir de (ese) día", los fieles serían coronados siendo dignos de ser súbditos de ese reino de paz, y los que fueren enlazados por culpas y transgresiones, (serían) desterrados por el juicio." Al consumarse los seis años de prueba, en el séptimo año, se llevaría a cabo la coronación, sin embargo, como leemos en la Historia de Salem, Samael y sus seguidores se rebelaron en contra de las leyes de Salem. Samael robó el cetro de Salem, y Melquisedec fue en su rescate, pagando su precio "con dolor y sangre", todo esto ocurrió en ese séptimo año. Después de recibir al príncipe y al cetro nuevamente en Salem, la coronación "fue (fijada) para el próximo Yom Kipur", o sea, para el siguiente año, el cual sería ya el octavo año. Si contamos los años hasta el año de la coronación, nos revela que Melquisedec tenía 19 años cuando fue coronado como rey de Salem.

Después, al ubicar la Gran Liberación que Yahwéh efectuó a través de Abraham y sus pastores, cuando fueron liberados Lót y los demás prisioneros de Sodoma, la cual ocurrió en el Rosh Hashaná del octavo año, siguiendo la cuenta que estabamos haciendo de los años de prueba, podemos darnos cuenta que tras la victoria sobre los reyes, Abraham y sus pastores, así como Lót y sus hijas, fueron a celebrar la fiesta de Sukot en Salem. Entonces haciendo un recuento de la cronología, Abraham liberó a Lót en Rosh Hashaná, después en el Yom Kipur (día diez) Melquisedec fue coronado, y en el día quince, o sea, la Fiesta de Sukot Abraham y sus acompañantes subieron a Salem donde fueron recibidos por Melquisedec y los súbditos de Salem. Podemos saber con claridad, gracias a estas escrituras, que fue durante la Fiesta de Sukot, en el año 19 de la vida de Melquisedec, cuando Abraham fue recibido por el ahora rey de Salem, pues ya había sido coronado en el Yom Kipur de ese mismo año.

Destrucción de Sodoma y Gomorra. Nacimiento de Isaac.

Para encontrar la edad de Abraham al momento de dicho encuentro, podemos basarnos en uno de los eventos de la historia que marcó un punto en el tiempo, estamos hablando de la destrucción de Sodoma y Gomorra, la cual ocurrió en el séptimo año de la siguiente cuenta de siete años, es decir, no en la cuenta que existió de los años de prueba antes de la coronación en Salem, sino otra cuenta de años que inició al momento en que Abraham liberó a su sobrino Lót. Otros sies años de prueba y oportunidad para "que todo aquél que, con arrepentimiento, aceptase al Mesías revelado, (obtuviera) el perdón de sus pecados, recibiendo una perla." (H. Vaso 8:1).

Leemos en la Biblia sobre la visita de Yahwéh a Abraham y Sara antes que Sodoma y Gomorra fueran destruídas (Gén. 18). Esta maravillosa y santa visita es registrada más ampliamente en el Libro de Melquisedec. En Génesis leemos que Abraham estaba "sentado a la puerta de su tienda en el calor del día." (Gén. 18:1). en la Historia de un Vaso leemos:
"Después de una noche en vela en que, desesperadamente, procuré convencer a mi amada de posesionarse de su perla, aceptando la salvación representada por aquel vaso, vi el sol surgir trayendo la luz del último día - víspera de Rosh Hashaná. - (H. Vaso 9:1)

Cuando seguimos atentamente la cronología, entendemos que "la luz del último día", se refiere a la luz del último día del sexto año, recordemos que Abraham esta afligido porque su amada esposa Sara no ha tomado una perla del vaso, pues para ella no tiene significado. Es por eso que las horas del último día de oportunidad son las del sexto año, pues esa fue la medida que se había otorgado como oportunidad para arrepentirse y creer. La expresión "víspera de Rosh Hashaná", nos ratifica que ese momento en el tiempo esta ubicado en las horas antes del comienzo del Rosh Hashaná, el cual comienza tradicionalmente a la caída del sol.

Durante esa santa visita, después de que el Mesías se diera a conocer a ellos, recordemos que llegaron a la tienda de Abraham como "tres varones" (Gén. 18:2), "tres peregrinos" (H. Vaso 9:2), así que después de declarales "¡Yo Soy el Mesías, el Yahwéh que sufre humillaciones y desprecios por amor a Su pueblo! (H. Vaso 9:21). Él les reveló mucho de Su amor, "extendió Sus manos sobre la cabeza de Sara para bendecirla..." (H. Vaso 9:22) "...con mucha ternura, comenzó a hablar al corazón de (ella), rescatándola de su caverna de incredulidad" (H. Vaso 9:23). El capítulo 9 de la Historia de Un Vaso concluye Abraham relatando:
"Despúes de consolarnos con la certeza de nuestra salvación, el peregrino me entregó la última perla. Cuando la apreté en mis manos sentí una gran luz de alegría y paz pnetrar todo mi ser, y comencé a alabar al Eterno por la certeza de que tendría para siempre a mi lado a mi querida Sara y al hijo de la promesa que, dentro de un año nacería." (H. Vaso 9:28)

Claramente conocemos a través de esta escritura, que esta visita del Mesías a Abraham y a Sara ocurrió en las últimas horas del año sexto, en la víspera del Rosh Hashaná, y Abraham declara, en aquel momento sobre el "hijo de la promesa que, dentro de un año nacería".

Al contar con estas escrituras del Libro de Melquisedec podemos comprender claramente que, aunque no esta ubicado estrictamente en el mismo punto cronológico, el capítulo 17 de Génesis esta relacionado con esta cita (H. Vaso 9:28), y podemos ubicarlo cronológicamente después, es decir, el final del año sexto lo encontramos en H. Vaso 9 y el año séptimo en curso lo encontramos en Génesis 17. Porque leemos: "Y siendo Abraham de edad de noventa y nueve años, se le apareció Jehová" (Gén. 17:1), también "Mas yo establecerá mi convenio con Isaac, el que Sara te dará a luz por este tiempo, el año que viene" (Gén. 17:21), y podemos distinguir con ayuda de esta información que la expresión "por este tiempo", debería traducirse o entenderse mejor como "al consumarse este tiempo o año", ya que entendemos que la palabra "tiempo" en muchas otras citas se refiere a la palabra "año", y la expresión "el año que viene" confirma este entendimiento.

Para continuar con la ubicación de la edad de Abraham en relación con estos eventos, es necesario ir al momento de la coronación Melquisedec y los súbditos de Salem. Después de que Samael y sus seguidores se rebelaron en contra de Adonías y de Melquisedec, y después de que Melquisedec hubo rescatado el cetro de Salem de las manos traicioneras de Samael, la coronación, como había mecionado con anterioridad, fue fijada "para el próximo Yom Kipur", que como entendemos se llevaría a cabo en el año 8, siguiendo la cuenta de seis años de prueba, un séptimo año de "dolor y sangre" para rescatar el cetro y un octavo año de coronación, sin embargo, debemos recordar que en ese año de coronación también se consumó la liberación de Lót y el encuentro de Abraham con Melquisedec. Es decir, que el año 8 de la coronación es también el inicio del año 1 que culminará con la destrucción de los infieles en la destrucción de Sodoma y Gomorra.

Volviendo al momento de la coronación de Melquisedec y sus súbditos, el Libro revela que Samael desconociendo el día en que estaba viviendo, pues "en su locura" (había ordenado) la expulsión de todo calendario" (H. Salem 10:4), sucede entonces que Samael llega a Salem con fines de espionaje a fin de preparar "el último golpe" (H. Salem 10:3) en contra de Salem con ayuda de sus seguidores y "muchos criminales" (Vers. 3). Al llegar a Salem, Samael experimentó muchas cosas, "Todo su pasado comenzó a venirle a la memoria, como un peso desmoronador." (H. Salem 11:5). "Las miradas que, ilumunadas de alegría, habían acompañado el sellamiento de los últimos justos, se posaron sobre la figura extraña de Samael que, dominado por una fuerza irresistible, se encaminaba cabizbajo en dirección del trono...(H. Salem 12:5). El juicio que el rey Melquisedec proclamó sobre Samael y sus seguidores fue:
"Prisioneros de una fuerza invisible, estarían retenidos en sus cavernas por seis años, siendo después visitados por el fuego del juicio que los destruiría juntamente con las ciudades que con ellos se aliaran." (H. Salem 12:12)

Sabiendo que esta coronación ocurrió en el año 19 de la vida de Melquisedec, contando esos seis años en que Samael y sus seguidores "estarían retenidos en sus cavernas", nos lleva al año séptimo de juicio, mismo año de juicio que Abraham supo que vendría después de aquellos seis años de oportunidad y arrepentimiento, el séptimo año en que "el fuego del juicio" cayó sobre Sodoma y Gomorra.

 

Al relacionar estas escrituras sobre estos eventos, comprendemos que Melquisedec tenía doce años cuando Salem fue inagurada, que transcurrieron seis años de prueba, en el séptimo hubo un cetro redimido y en el octavo año una coronación en la cual Melquisedec estaba viviendo su año 19. En ese mismo año se encuentra con Abraham, el cual en ese momento era un anciano, porque expresamente Abraham narra en el rollo refiriéndose a Melquisedec como el "joven rey" (H. Vaso 5:12) y a Melquisedec se le revela y se le manda "recibir de las manos de un anciano un vaso conteniendo un rollo especial..." "...Después de sellarlo, tú y el anciano lo guardarán en el vaso..." (H. Salem 13:13).

Y conociendo que el Mesías visitó a Abraham durante la víspera del Rosh Hashaná que traería el juicio de destrucción sobre Sodoma y Gomorra, y que en esa víspera Abraham dijo que el hijo de la promesa dentro de un año nacería", sabemos con certeza que en ese momento Abraham vivía las horas finales del último día de su año 98, y que cuando Sodoma y Gomorra fueron destruídas ocurrió en las horas siguientes durante la segunda parte de ese Rosh Hashaná, porque leemos en Gén. 19 que "los dos ángeles" (Gén 19:1) enviados por el Mesías (H. Vaso 10:1) llegaron "a Sodoma a la caída de la tarde", y "(se quedaron esa) noche" (Gén. 19:2), y no fue sino hasta que "el sol salía sobre la tierra cuando Lót llegó a Zoar." (Gén. 19:23), y "Entonces hizo llover Jehová sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos" (Gén. 19:24), en ese día del juicio y destrucción sobre Sodoma y Gomorra, Abraham estaba ya viviendo su año 99, y Melquisedec el año 25 de su vida, y un año después nacería Isaac, el hijo de la promesa. Haciendo la cuenta hacia atrás, podemos encontrar que Abraham vivía su año 93 y Melquisedec su año 19 cuando se encontraron (Gén. 14:18-20), y en el año de la destrucción de Sodoma y Gomorra, Abraham vivía su año 99 porque Isaac nació un año después cuando Abraham tenía 100 años, así que Melquisedec, cuando Isaac nació vivía su año 26.

Nota: Debido al conocimiento revelado en el Libro de Melquisedec, podemos "suponer" que Isaac nació en Rosh Hashaná (H. Salem 14:6), también "es posible" que Abraham también haya nacido en Rosh Hashaná, y Melquisedec en Yom Kipur (H. Salem 2:3-7), Días Solemnes llenos de un significado trascendente en el calendario que el Eterno reveló desde antiguedad.


"sin padre, sin madre, sin genealogía..." no significa que Melquisedec no tuvo padre y madre.


Leemos la siguiente cita:


"Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo,

a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo, cuyo nombre significa primeramente, Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de Paz;

sin padre, sin madre, sin genealogía; que no tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.

Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos y bendijo al que tenía las promesas." (Heb. 7:1-3, 6)

Una de las primeras o más superficiales interpretaciones que algunos pueden hacer de esta cita sobre Melquisedec, es que él no tuvo padres. Sin embargo, según leemos en las escrituras, Melquisedec tuvo un padre, y si nació en este mundo entendemos que, aunque no tengamos información en las escrituras actuales sobre la madre de él, obviamente la tuvo.

En Alma 13:18, leemos que Melquisedec "reinó bajo su padre". Y otro detalle más encontramos en el Libro de Melquisedec, el cual nos revela que el nombre del padre de Melquisedec era Adonías, leemos en H. Salem 2:6, "Adonías tenía un hijo único a quien había dado el nombre de Melquisedec...".

En la traducción de la Biblia que hizo José Smith, leemos que "el orden del Hijo de Dios...vino, no por el hombre ni por la voluntad del hombre; ni por padre ni madre; ni por principio de días ni fin de años; sino por Dios." (TJS, Génesis 14:28). O sea, según esta traducción, la expresión "sin padre, sin madre" hace alusión al orden del Hijo de Dios, es decir, al orden o el sacerdocio de Melquisedec.

Otra explicación de la expresión "sin padre, sin madre, sin genealogía", es la expresión encontrada en el versículo 6, que dice, refiriéndose a Melquisedec, "aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos" (Heb. 7:6). Es decir, si leemos el contexto de éste versículo encontrado en los versículos anteriores, nos esta revelando que, la "genealogía" de Melquisedec "no es contada de entre" la descendencia de Abraham, o sea, que podemos entender que la línea genealógica de Melquisedec no es la misma que la de Abraham, aunque sea en alguna parte de su árbol genealógico.  Pues como nos damos cuenta ahora, en la actualidad aún no contamos con escrituras sagradas donde claramente encontremos la línea genealógica de la cual proviene Adonías y por consecuencia Melquisedec. Así que, aún es un misterio.

Niñez y juventud de Melquisedec.


Hemos recibido conocimiento muy valioso gracias a la revisión que José Smith hizo de la Biblia, pues encontramos gracias a esta labor, conocimiento que no se tenía hasta ese momento y mucho de lo que aún en la actualidad no podemos encontrar en algún otro Libro Sagrado. Leemos lo siguiente en relación a Melquisedec:

"Melquisedec era un varón de fe, que obraba rectitud; y cuando era niño temía a Dios, y tapaba la boca de leones, y apagaba la violencia del fuego." (TJS, Gén. 14:26) 

Melquisedec, como muchos otros hombres santos, tuvieron una niñez singular, donde se manifestaba su vínculo espiritual con Dios. Existe mucho de la historia que no tenemos en nuestras escrituras, y es natural decir que nos gustaría conocer cómo Melquisedec tapó "la boca de leones", y cómo apagó "la violencia del fuego", sin embargo, podemos "suponer", por otras experiencias similares, que "(tapar) la boca de leones" se puede referir a que cuando Melquisedec llegó a estar con leones, éstos no le hicieron daño, y cuando llegó a estar en un posible horno ardiente, "la violencia del fuego" no le consumió, y estas experiencias Melquisedec vivió "cuando era niño". Debido a este conocimiento podemos comprender que Melquisedec es uno de aquéllos "quienes por la fe...taparon bocas de leones...(y)...apagaron fuegos impetuosos..." (Heb. 11:33-34).

Leemos en el Libro de Melquisedec que:

"Adonías tenía un hijo único a quien había dado el nombre de Melquisedec. La belleza, ternura y sabiduría de ése hijo amado, habían sido su inspiración para la edificación y fundación de su reino (Salem)" (H. Salem 2:6) 

Podemos afirmar con certeza que esa "belleza, ternura y sabíduría" fueron parte de la razón por la cual él haya podido "(tapar) la boca de leones" y "(apagar) la violencia del fuego".

Como se ha mencionado con anterioridad, el Libro de Melquisedec revela que "Melquisedec tenía doce años, cuando Salem fue inaugurada" (H. Salem 2:7), y que durante "los años de prueba" en los cuales los candidatos a súbditos demostrarían su fidelidad a ese reino de paz, el entonces príncipe, mostró la nobleza de su carácter y de sus dones. Teniendo en cuenta que estas experiencias se vivieron en Salem durante los años del 12 al 19 de la vida de Melquisedec, que fueron los años de prueba hasta la coronación, o sea, durante la juventud de Melquisedec, entonces leemos lo siguiente:

"El príncipe, con sus virtudes y simpatía, se hizo pronto muy querido por todos en Salem. Él tenía siempre en los labios una sonrisa y una palabra de afecto. Apreciaba estar junto a los súbditos en sus hogares, recitándoles las leyes del pergamino en forma de lindas canciones que vivía componiendo. Su presencia traía al ambiente una atmósfera de felicidad y paz. Ése amado príncipe poseía, de hecho, todas las virtudes necesarias para ser rey de una Salem Victoriosa." (H. Salem 2:8)

La demostración del amor que Melquisedec sentía por el reino de Salem y sus súbditos, culmina en el precio que él tuvo que pagar para redimir o rescatar el cetro de Salem de las manos de la ingratitud, rebeldía y traición de Samael, el que había sido su más íntimo amigo.

 

Melquisedec "reinó bajo su padre". 


En el Libro de Alma leemos que Melquisedec "reinó bajo su padre" (Alma 13:18). En el Libro de Melquisedec leemos en diferentes ocasiones que Abraham hace referencia a Melquisedec llamándolo "el hijo del rey" (H. Salem 4:12; 9:15) o también "el hijo de Adonías" (H. Salem 3:2; 4:4, 15; 7:10; 8:1, 23, 34; 9:12), inclusive en el momento de la coronación y aún después de ser coronado como rey de Salem (12:3; 13:10, 22; 14:13, 17).

En el Libro de Jaser encontramos expresiones similares:

"Y cuando Avram salió de la cueva, él fue a Noaj y a su hijo Shem , y él permaneció con ellos para aprender la instrucción de Yahwéh y Sus sendas, y ningún hombre supo dónde Avram estaba, y Avram sirvió a Noaj y a su hijo Shem por largo tiempo." (Jaser 9:6)

"Y Avram escuchó la voz de Eliezer, y Avram se apresuró y corrió por seguridad a la casa de Noaj y de su hijo Shem, y él se escindió allí y encontró un lugar seguro." (Jaser 12:61)

"Y cuando los días de luto pasaron Avraham envió fuera a su hijo Yitzjak, y él fue a la casa de Shem y de Ever, para aprender las sendas de Yahwéh y Sus instrucciones..." (Jaser 24:17)

"Y en ese tiempo Yitzjak envió a su hijo menor Ya´akov a la casa de Shem y de Ever, y él aprendió instrucciones de Yahwéh, y Ya´akov permaneció en la casa de Shem y de Ever..." (Jaser 28:18)

Al leer que "Avram sirvió a Noaj y a su hijo Shem", está entendido que hace referencia a un orden o reino al cual "Avram sirvió" o fue "seguidor de". Un reino que se encontraba en "la casa de Noaj y de su hijo Shem". Después al fallecer Noé, ese orden o reino lo presidieron Shem y Ever, es por eso que como Yitzjak viviendo contemporáneamente  a ellos, es enviado por Abraham a "la casa de Shem y de Ever".

Estas escrituras nos enseñan el principio "reinó bajo su padre", mostrando un conocimiento comprendido y transmitido en la antiguedad por aquéllos primeros hombres santos, el conocimiento respecto a la relación entre Elohim Padre, y el Mesías Hijo, procurando hacer de ese orden o reino una semejanza del Orden y Reino Celestiales.

Leemos las palabras del Mesías con respecto a ese Orden Celestial:

"Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero, porque no soy yo solo, sino yo y el Padre que me envió." (Juan 8:16)

"Respondió entonces Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, esto también lo hace el Hijo de igual manera."

"Porque como el Padre levanta a los muertos y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida."

"Porque el Padre a nadie juzga, sino que ha dado todo el juicio al Hijo,"

"para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que le envió." (Juan 5:19, 21-23)

El Hijo "reina bajo Su Padre" pues Él dice "no soy yo solo, sino yo y el Padre", además, "No (puedo) hacer nada por (mí) mismo", y que el Padre "ha dado todo el juicio a Él". El principio de "reinar bajo la autoridad de Su Padre" nos recuerda la tremenda importancia de "honrar al Hijo como se honra al Padre". 


Melquisedec No es Cristo el Mesías (o Yoshua ha Mashiaj).



Una de las constantes afirmaciones en las que todas las referencias de escrituras sagradas al respecto coinciden es que Melquisedec, rey de Salem es un personaje distinto de la persona del Hijo de Dios, Cristo el Mesías. Es posible que la creencia errónea de que estos personajes son la misma persona es posible que se haya generado por cierta interpretación de alguna de las citas encontradas en el Nuevo Testamento.

En la epístola a los hebreos, Pablo comienza a dar un discurso sobre el Hijo de Dios, Cristo el Mesías, de tal manera que cuando llegamos al capítulo 5, encontramos que al hablar sobre Cristo en el versículo 5, el apóstol Pablo dice que "tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote, sino el que le dijo: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy." (Heb. 5:5). La pregunta es, ¿quién es "el que le dijo: Tú eres mi Hijo..."? Todo lector sincero y serio de las escrituras responde con sencillez: "el que le dijo" fue el Padre, puesto que Él puede decirle con toda propiedad "Tú eres mi Hijo".

Ahora, en ese contexto, sin desconectar este versículo con el siguiente, recordando que "Cristo" No "se glorificó a sí mismo haciéndose sumo sacerdote", comprendemos que la expresión del versículo 6, "Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec", se refiere a Cristo, es decir, " (Cristo) eres sacerdote para siempre...". Así lo podemos leer en Heb. 6:20, "Jesús...hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec". Como Cristo no se hizo sumo sacerdote "a sí mismo", sino el que le dijo: "Tú eres mi hijo", también lo ordenó al sacerdocio, o como dice la escritura, le dijo: "Tú eres sacerdote para siempre". En estas citas de escritura Pablo habla sobre el sacerdocio o autoridad de Cristo, el cual es "según el orden de Melquisedec".

Histórica y cronológicamente todo conocedor de las escrituras puede ubicar claramente a Melquisedec y a Cristo o Yoshua Ha Mashiaj. Melquisedec viviendo aprox. 2000 años antes de Cristo, y como narra el rollo de Melquisedec, siendo primero el príncipe hijo de Adonías, después llamado a ser el rey de Salem, y siendo además contemporáneo de Abraham. Y Yoshua el Mesías nacido en el "meridiano de los tiempos", acontecimiento trascendental que, como conocemos, se toma como referencia para contar el tiempo o los años desde entonces, o sea, después de Cristo (d.C). El Libro de Melquisedec manifiesta de manera sencilla y clara que Melquisedec y el Mesías Hijo de Dios son dos personajes diferentes y separados. Leemos sobre la experiencia que tuvo Melquisedec cuando se le mostró una maravillosa y gloriosa revelación donde pudo ver el Monte Sión, el lugar del Trono de Dios:
"Al traspasar con reverencia uno de los portales de perlas, se postraron en adoración, mientras que oían el cántico de una multiplicidad de serafines, que circundaban el trono, en constante alabanza a Aquél que Era, que Es y que Siempre Será.

Al mirar hacia Aquél que estaba sentado sobre el trono, Melquisedec se sorprendió al descubrir la figura de un hombre. Él estaba cubierto por un manto de lino fino, de una blancura sin igual, y tenía sobre la cabeza una corona formada por siete coronas sobrepuestas, repletas de piedras preciosas.

Al mirar hacia las manos que sustentaban el cetro, el hijo de Adonías se sorprendió al descubrir en ellas cicatrices de heridas, semejantes a aquéllas en sus manos. El ángel le afirmó ser el Mesías, la manifestación visible de Yahwéh, el Dios invisible." (H. Salem 13:8-10)


Podemos ver claramente al "hijo de Adonías", o sea, Melquisedec, mirando "hacia Aquél que estaba sentado sobre el trono", El cual "el ángel le afirmó ser el Mesías, la manifestación visible de Yahwéh, el Dios invisible."

 


Hebreos 5:7-8 hace referencia a Melquisedec.



Al continuar la lectura en el versículo 7, y conectándolo con la idea que ya viene expresando desde los versículos anteriores, en el pasado, antes de poder tener en nuestras manos más escrituras adicionales a la Biblia, la expresión "El que" en el versículo 7, nos "podía dar a entender" que lo expresado ahora en ese versículo se refería a Melquisedec. Esta interpretación después ha sido confirmada gracias a la "luz adicional" que el Señor nos ha concedido en nuestros días.

José Smith, en su revisión de la traducción de la Biblia, claramente dijo que el versículo 7 y 8 hace referencia a Melquisedec. (TJS, Hebreos 5:7-8)

La escritura dice:

"El que en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.

Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;" (Heb. 5:7-8)

Después de este conocimiento recibido gracias a la revisión que hizo José Smith de la Biblia, podemos añadir ahora a este entendimiento, el conocimiento revelado en uno de los rollos del Mar Muerto, el Rollo o Libro de Melquisedec.

En el segundo relato contenido en el Libro de Melquisedec, en la Historia de Salem, encontramos la narración hecha por Abram sobre la Historia de Salem que escuchó directamente "de los labios de Melquisedec..." (H. Salem 1:1) Allí se narra "toda la historia de aquel próspero reino, y de cuánto le costó obtener su paz." (H. Vaso 6:5).

Aunque los Libros de Escritura Sagrada que ahora tenemos proporcionan "una parte" de los detalles de ciertos eventos historia sagrada, sabemos que de estos eventos pudieron haberse escrito "otros detalles" en más Libros, sin embargo, lo que ahora tenemos en el Libro de Melquisedec es una narración hecha por Abram, habiendo sido escuchada "de los (mismos) labios de Melquisedec", por lo tanto, siendo esa la fuente,  podemos entender que "gran parte" de lo que esta expresado en los versículos 7 y 8 del capítulo 5 de Hebreos, lo hallamos registrado en el Libro de Melquisedec. 

Algunos versículos de la Historia de Salem, relacionados con Hebreos 5:7-8 son los siguientes:

"...Allí, en aquel último callejón, casi vencido por el agotamiento y por la desesperanza, inclinó la frente, desfalleciéndose en llanto. Sus labios, pronunciaron en medio de sollozos las siguientes palabras:

— ¡Salem, Salem, tú no puedes perecer! ¡Tu cetro necesita ser redimido de las garras de la rebeldía! ¡¿Mas cuándo y dónde voy a encontrarlo?! ¡Ya no quedan fuerzas en mí, y la esperanza de redimirlo antes de la noche me abandona!—

Secándose las lágrimas, reunió las últimas fuerzas corriendo en dirección de una pequeña casa situada sobre un monte,...

Sorprendido de no ver en los ojos de Melquisedec ninguna expresión de temor, sino de piedad, Samael se sintió frustrado en sus afrentas que tenían como objetivo amedrentarlo, llevándolo a desistir de su misión.

Ante la digna postura del príncipe, que en silente dolor lo contemplaba, se sintió avergonzado. Esa debilidad, sin embargo, fue desterrada por el orgullo que dominaba su corazón. Comenzó entonces a planear algo terrible, para humillar y herir al príncipe, haciéndolo sufrir todavía más. Con escarnio le dijo:
—El cetro de Salem podrá ser tuyo, si consigues pagarme el precio de su rescate. —

Con un brillo en los ojos, el príncipe le preguntó:

— ¿Cuál es el precio?—

Samael, con una sonrisa maliciosa, pausadamente le contestó:

—El precio no es oro ni plata, sino dolor y sangre. Tú deberás desnudarte completamente de vuestras vestiduras, acostándote en el suelo. Deberás soportar en esa condición, golpes, hasta que el sol se ponga. Si tú estuviereis dispuesto a someterte a mí, sin reaccionar, el cetro será enteramente tuyo. —

Estremecido ante tan cruel propuesta, el hijo de Adonías miró hacia el sol que reposaba distante sobre una nube. Comenzó entonces a trabar una intensa lucha en su corazón. Al principio, el horror del sacrificio casi lo dominó, animándolo a retirarse, pero el pensamiento de ver a Salem esclavizada por la rebeldía, lo condujo finalmente a la decisión de pagar el precio del rescate, entregándose al humillante sufrimiento.

Habiendo tomado la firme decisión de rescatar el cetro, el príncipe, tiró las vestiduras, colocándolas sobre una piedra. Se acostó en seguida en aquel suelo frío, con la frente vuelta hacia el poniente.

Sin piedad, Samael comenzó a azotarlo, haciendo uso del propio cetro como instrumento de tortura. Gimiendo por el dolor de los golpes que lo hacían sangrar, el príncipe mantenía la mirada fija en el sol que parecía detenerse sobre la nube. Aturdido por el dolor, contempló finalmente el sol pronto a ponerse. Alentado por la victoria que se aproximaba, murmuró   en voz baja:

—Salem, Salem, de aquí a poco tendré en mis brazos tú preciado cetro que, en mis manos, se convertirá en un instrumento de justicia y paz. —

Oyendo la promesa que el príncipe hizo entre gemidos, Samael le vociferó con furia:

—Tú sufrimiento no traerá ningún amanecer para Salem, pues tus manos jamás serán capaces de tocar en el cetro. —
Después de hacer esa afrenta, Samael se posesionó de una piedra puntiaguda, preparándose para asestar los últimos golpes.

Mientras pensaba en la feliz victoria de Salem, Melquisedec sintió su brazo derecho siendo comprimido por los pies de Samael. Seguido a este rudo gesto un golpe que lo hizo contorsionarse en agonía. Su mano había sido cavada cruel-mente, comenzando a brotar abundante sangre de la herida abierta. Esa misma violencia fue descargada después sobre su mano izquierda.

No soportando la agonía causada por esos desgarradores golpes, el hijo de Adonías, ensangrentado, se sumergió en las tinieblas de un profundo desmayo." (H. Salem 8:1, 4, 19-34)

Melquisedec, una semejanza del Mesías.



En el Libro de Doctrina y Convenios leemos lo siguiente sobre el Sacerdocio de Melquisedec:
"La razón por la cual el primero (o sea, el primer sacerdocio) se llama Sacerdocio de Melquisedec es que Melquisedec fue un gran sumo sacerdote.
Antes de su época se llamaba el Santo Sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios.
Mas por respeto o reverencia al nombre del Ser Supremo, para evitar la demasiado frecuente repetición de su nombre, la iglesia en los días antiguos dio a ese sacerdocio el nombre de Melquisedec, o sea, el Sacerdocio de Melquisedec." (DyC 107:2-4)  
Con respecto a que "Melquisedec fue un gran sumo sacerdote", encontramos en el Libro de Alma lo siguiente:
"Hubo muchos antes que él, y también muchos después, mas ninguno fue mayor que él; por tanto, han hecho de él mención más particular." (Alma 13:19)
Estas escrituras revelan sobre una posición muy particular en la persona de Melquisedec, pues su nombre aún tuvo la honra de ser utilizado para representar al Santo Sacerdocio del Hijo de Dios, sin embargo, no fue sino hasta que sale a luz el Libro de Melquisedec, donde se revela un conocimiento adicional sobre la vida del rey de Salem y se muestra porque "fue un gran sumo sacerdote" y porque "han hecho de él mención más particular".  
En un sueño, Melquisedec recibió grandes y maravillosas "revelaciones sobre el reino de la luz", entre ellas, Melquisedec se dio cuenta de que sus experiencias vivídas en el rescate del cetro de Salem, eran un "retrato" o semejanza de la Obra Redentora del Mesías. Leemos lo siguiente:
"Su propia experiencia, al declarar en aquella mañana a los súbditos de Salem su desición de ir en la búsqueda del cetro perdido, comenzó a repetirse delante de sus ojos.
Reuniendo a las huestes que habían permanecido fieles a su gobierno, el Creador comenzó a revelar un plan de rescate: Él habría de ir en la búsqueda del hombre, y lo redimiría, aunque esto le costase un sacrificio infinito. Delante de esta revelación, el hijo de Adonías se postró conmovido, al descubrir que en su vida había tenido la honra de retratar al propio Mesías.
Todo el drama vivído por el hijo de Adonías en su angustiante búsqueda, hasta el momento de su suplicio por la redención del cetro, fue ganando amplitudes en aquella visión que abarcaba toda una eternidad. Delante de sus ojos desfilaban escenas de una gran batalla que, sin tregua se extendería hasta el día del juicio final, cuando el Mesías victorioso empuñará el cetro redimido, sellando con él la condenación de todas las huestes rebeldes." (H. Salem 13:20-22)